Lecturas recomendables

 
 

James Elkins (ed.), Visual Literacy, Nueva York: Routledge, 2008.


Elkins nos propone de nuevo un interesante campo de reflexión. Walter Benjamin (GS, II, 385)  había anticipado que los analfabetos del futuro serían aquellos incapaces de leer las imágenes. Pero ¿en qué consiste en realidad tener cultura visual, ser alguien culto en relación al mundo de las imágenes o, si se prefiere la pedantería,  la iconosfera? Y, por otro lado, ¿que relación hay entre la cultura escrita y la cultura visual? Hoy puede se ser culto en una esfera y analfabeto en la otra, pero, en este caso, ¿se es una persona culta? El amigo Elkins reúne textos de Mitchell, Crary, Stafford y otras gentes que pueden ayudar a plantear mejor estas preguntas.  Pero no nos engañemos. En cualquier caso, estamos lejos de poder dar respuestas claras.




Jean Clair, De inmundo. Apofatismo y apocatástasis en el arte de hoy, Madrid: Arena Libros, 2007.


Clair ataca de nuevo convencido de que con él se va a extinguir el arte, una creencia comprensible en edades avanzadas, pero tan poco razonable como esperar que las huríes nos compensarán en una vida futura los sufrimientos pasados en ésta. No obstante, cuando Clair escribe sus jeremiadas lo hace indefectiblemente muy bien: es culto, sabe mucho y escribe en un estilo lleno de fuerza  y sabiduría. Este ensayito, aparecido originalmente en el 2004, repasa las exploraciones del arte contemporáneo por los terrenos que Kant había dejado fuera de toda posible experiencia estética: lo asqueroso. Los pelos, la sangre, la orina, la mierda, lo corrupto, los detritus, todo aquello, en suma, que caiga en el terreno de lo abyecto y repugnante, ha sido y es explorado por una legión de artistas. En realidad, desde Marcelo Duchamp y su urinario-fountaine hasta  las obras de Andrés Serrano y David Nebreda. Clair yerra: forma y excreta no son los extremos; aunque no lo vea, ambos están presentes, en la fuente duchampiana, en el cristo de Serrano, en el cuerpo fotografiado de Nebreda, en la histórica mierda de Manzoni o Kubota, o en las actualeses boñigas de Ofili.




Gianni Vattimo, Non Essere Dio. Un’autobiografia a quattro mani, (con P. Paterlini), Reggio Emilia: Aliberti Editore, 2006; Gianni Vattimo, Ecce comu. Come si ri-diventa ciò che si era, Roma: Fazi Editore, 2007.


Vattimo publica una autobiografia escrita a cuatro manos con un periodista amigo de causas e ideas. Un interesante recorrido por los episodios de su vida y por sus ideas más relevantes. Redactado con notable gracia y con unas cualidades literarias dignas de mención. Una interpretación de Vattimo que suena a Vattimo. Pero una interpretación que deja fuera del foco muchas cosas tanto de su vida como del pensiero debole. Ecce comu, por otro lado, es un libro de pensamiento político. El título parafeasea al célebre libro de Nietzsche Ecce homo. Cómo se llega a ser lo que se es. Reúne varios artículos de los años en que Vattimo fuera parlamentario europeo, así como su reflexión política más reciente. Ahora se declara catocomunista, una vuelta a  lo que fue que se entiende muy bien a la luz de la autobiografia, pero que ya no se entiende tan bien a la luz de la figura central de su filosofía. ¿El comunismo catolizante es la forma material del pensamento débil? Ya sabemos que todo es interpretación, pero hay interpretaciones más verosímiles que otras. De todos modos, a Vattimo siempre se le lee con provecho.




Manuel Segade, Narciso fin de siglo, Barcelona: Melusina, 2008.


Coordinador de contenidos de la Sala Metrònom de Barcelona durante los años 2005 y 2006, y actualmente como comisario y programador de exposiciones en el Centro Galego de Arte Contemporánea de Santiago de Compostela, Manuel Segade nos ofrece el resultado de diez años de investigación y reflexión sobre algunos aspectos de las prácticas estéticas de finales del siglo XIX en torno a la subjetividad somática y sexualizada de aquel periodo despreciado y arrinconado por el vanguardismo del siglo XX. Decadentes finiseculares, dandys, y toda suerte de Narcisos desfilan por las páginas del ensayo de Segade. Esto es, nombres como Oscar Wilde, Odilion Redon y Gustave Moreau, Flaubert y Barbey d’Aurevilly, Burne-Jones y Huysmans, Khnopff y Montesquiou. La originalidad del trabajo reside en reivindicar esas prácticas decimonónicas marginadas para extraer de ellas las potencialidades críticas que contenían, entender, en suma, la decadencia como parte del discurso de la modernidad. Un objetivo con el que sólo se puede estar de acuerdo y al que este trabajo contribuye con la mayor seriedad.




Mario Perniola, Los situacionistas. Historia crítica de la última vanguardia del siglo XX, Madrid: Acuarela & A. Machado, 2008.


Al cumplirse ahora las cuatro décadas del mayo del 68, se edita en español un viejo documento -original de 1972; reeditado en 1998- sobre los situacionistas. Su autores el hoy conocido teórico del arte contemporáneo Mario Perniola, profesor de estética en la Universidad de Roma y, junto a Gianni Vattimo y Umberto Eco, uno de los más conocidos discípulos de Luigi Pareyson y su Escuela de Turín. Perniola conoció directamente en los años sesenta al movimiento situcaionista y fue durante algunos años amigo de Guy Débord. El texto es totalmente empático con los caóticos discursos que se agrupan bajo el nombre de ‘situacionismo’. Pero es muy encomiable el esfuerso de síntesis y reconstrucción de lo por definición no podía encassilarse en unos cuantos conceptos. Tampoco creo que fuera la última vanguardia del siglo XX. Es un documento de indudable interés, pero, ahora que estamos en plena revisión de los esquemas herdados sobre los que fueron las vanguardias, hay que tomar con cautela un texto que en realidad fue escrito desde esos viejos esquemas para integrar a los situacionistas en una lista , que empezó con el cubismo, de etiquetas clasificatorias del gran archivador de la historia del arte.




Hans Belting, Antropología de la imagen, Buenos Aires: Katz Editores, 2007.


Belting ha sido profesor de historia del arte medieval en las universidades de Hamburgo, de Heidelberg -de la que es profesor honorario-, de Munich, donde ocupó muchos años la cátedra de Wölflin y de Sedlmayr, de Harvard y de Columbia, en Nueva York. Desde 1992 enseña historia del arte y teoría de los medios en la Hochschule für Gestaltung (Escuela Superior para la Creación) en Karlsruhe y colabora con la otra gran escuela de dicha ciudad, el Zentrum für Kunst und Medientechnologie. En el año 2000, dio comienzo al programa "Antropología e imagen: Imagen-Medio-Cuerpo", sobre bases interdisciplinarias y con la participación de veinticuatro candidatos a doctorado de materias tales como historia del arte, crítica literaria, filosofía, neurociencias y psicología. Este libro es fruto de dicho programa interdisciplinario y constituye un magnífico sillar para una verdadera teoría de la imagen, un desideratum del saber desde los tiempos de  Warburg, Cassirer y Panofsky, retomado por Goodman y Mitchell, pero aún hoy en pañales. Como las anteriores obras de Belting, es un prodigio de sabiduría e inteligencia a la altura de la tarea científica que se propone, aunque la meta final quede todavía muy lejos. No dejar de leerlo. Pero está contraindicado para frívolos y superficiales.